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Mantener los niveles hormonales saludables es imperativo

Es un hecho que los niveles hormonales normales (es decir, lo que resulta normal en función de cada individuo) van de la mano con la vitalidad y el rendimiento óptimo. El proceso de envejecimiento provoca una disminución pronunciada de la producción de hormonas endocrinas y nos hace más vulnerables a las enfermedades cardiovasculares, la artritis, la osteoporosis, el cáncer, la diabetes y otras enfermedades degenerativas a largo plazo.

Fijémonos en la testosterona. Las investigaciones demuestran que la testosterona humana desempeña diversas funciones importantes tanto en hombres como en mujeres, ya que además de mejorar la libido, aumenta la resistencia y densidad ósea y mejora la capacidad de los huesos de repararse a sí mismos, mejora el humor y realza la sensación de bienestar, aumenta la fuerza y la masa muscular y el espesor de la piel y promueve una óptima función cerebral, entre otras cosas.

Las fuentes de información actuales también corroboran que los bajos niveles de testosterona se vinculan directamente con:

  • la osteoporosis y la fractura de cadera;
  • las cardiopatías y el infarto de miocardio;
  • los accidentes cerebrovasculares y las enfermedades cardiovasculares;
  • el cáncer de próstata (de hecho, los bajos niveles provocan un riesgo mayor);
  • la demencia senil.

En las mujeres, el estrógeno es además otra hormona esencial. El estrógeno conserva la salud de los vasos sanguíneos y brinda protección ante los ataques cardíacos y los accidentes cerebrovasculares y las cardiopatías que son la principal causa de muerte en mujeres mayores de 75 años.

Generalmente, las mujeres no presentan un gran riesgo de sufrir cardiopatías hasta que llegan a la menopausia, cerca de los 50 años, cuando se desploman sus niveles de estrógeno y se altera por completo la proporción de estradiol y estrona. La menopausia y el desequilibrio de estrógeno también se asocian con la osteoporosis, el cáncer de mama y otros graves problemas de salud.

Las investigaciones indican que, además de proteger al corazón y a las arterias, el estrógeno brinda protección contra la disminución de las funciones cognitivas durante el envejecimiento e incluso quizás ayude a evitar la enfermedad de Alzheimer. Estudios post mortem del cerebro de mujeres con enfermedad de Alzheimer, cuyos resultados se publicaron en la edición online de Proceedings of the National Academy of Science en 2005, demostraron que el tejido cerebral de dichas mujeres presentaba niveles menores de estrógeno que el de las mujeres de edades similares que no sufrían esa enfermedad.

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