Se estima que la enfermedad de Parkinson (EP) afecta a entre siete y diez millones de personas en todo el mundo. Se trata de un trastorno que produce la destrucción de las células que se encargan de la producción de dopamina de forma mayoritaria y ello conduce al descontrol de los movimientos voluntarios. La serotonina, quien por su parte se encarga de regular varias funciones como el sueño, el apetito o el vómito, queda también comprometida. Ambas actúan como neurotransmisores, es decir, vehiculan información en el sistema nervioso y juegan un papel clave en el mantenimiento del estado de ánimo. Sus valores bajos se relacionan con depresión.

Por ello, esta enfermedad afecta al movimiento, a la respuesta emocional y a la capacidad de sentir placer. La gravedad de la enfermedad difiere de persona a persona. Hasta ahora, no hay cura, pero los investigadores tienen esperanzas.

Las pruebas de investigación muestran que el ejercicio puede tener un efecto importante en la progresión del Parkinson. Un estudio publicado en el Cleveland Clinic Journal of Medicine en 2007 sugiere que el ejercicio puede retardar la progresión de la enfermedad y posiblemente incluso prevenirla. El ejercicio regular también puede reducir la ansiedad, aumentar la confianza, ofrecer más interacción social y proporcionar una distracción de las preocupaciones. Tiene sentido ya que el ejercicio aumenta los niveles de calcio en la sangre, lo que aumenta la producción de dopamina en el cerebro.

SottoPelle® ha estado trabajando con pacientes con EP desde hace más de cinco años. Muchos pacientes que han iniciado el tratamiento de manera temprana han experimentado los beneficios de usar nuestra terapia con pellets de hormonas bioidénticas.

La testosterona, una hormona de tipo esteroide, constituye una sustancia fundamental para el desarrollo y se encuentra implicada en una gran cantidad de procesos. Concretamente se ha observado que la secreción de dopamina y de acetilcolina se ve muy influenciada por el nivel de testosterona. Los pellets de testosterona, entre otras acciones, disminuyen la inflamación en el cerebro permitiendo que los pacientes con la enfermedad de Parkinson se ejerciten.

Todo ello redunda en una mayor funcionalidad y una lentificación en la progresión de su enfermedad. Dichos pacientes han informado que experimentan mayor movilidad, disminución de la depresión e incluso una reducción en la necesidad de otros medicamentos. Motivarlos a hacer más ejercicio aumenta la vitalidad y la energía necesaria para mantenerse activo. Esta relación es bidireccional: la testosterona puede hacernos más activos, pero a la vez cuanto más activos estemos más testosterona generamos.

Una mejor calidad de vida parece ser también un denominador común entre nuestros pacientes con EP. Diferentes investigaciones sugieren que la presencia de testosterona facilita el nacimiento y crecimiento de nuevas neuronas, así como de las redes neuronales especialmente en el caso del hipocampo, lo que se conoce como neurogénesis y plasticidad sináptica.

Dicha plasticidad neuronal representa la facultad del cerebro para recuperarse y reestructurarse. Este potencial adaptativo del sistema nervioso permite al cerebro reponerse a trastornos o lesiones, y puede reducir los efectos de alteraciones estructurales producidas por patologías como la esclerosis múltiple, Parkinson, deterioro cognitivo, enfermedad de Alzheimer, dislexia, TDAH, etc…